miércoles, 7 de noviembre de 2012

Autobiografia



Todo empieza un día martes 7 de abril a las 2:55 a.m. del año 1992. De esa época cuando era tan solo un bebé no sé de verdad mucho, por fuera del hecho de que era exageradamente dormilón y muy callado. Aparentemente soy tan dormilón que me quedé dormido en mitad del parto. Mi infancia no fue nada poco usual, hay historias en donde yo aparentemente cada vez que sonaba Freddie Mercury bailaba si parar o que el primer concierto al que fui yo tenía solo un año.
Claro está que también logré quebrarme un brazo en más de una ocasión y de las maneras más ridículas debo añadir, tres personas montadas en un triciclo por una bajada y la que aún no logro entender y es cuando me enredé con una mesa. Era y sigo siendo una persona callada con gustos algo diferentes a los de los demás. Para mí los deportes nunca fueron un eje focal y más bien me divertía con otros pasatiempos: cartas, coleccionar juguetes, televisión y otros. Dicha diferencia en gustos trajo de por sí el hecho de que tuviera pocos amigos y convertirme así mismo en una víctima de bullying lo cual duró gran parte de lo que fue mi vida escolar.
Ya entonces se vino la vida escolar como tal, a decir  verdad una época agridulce de mi vida llena de problemas y momentos felices. Puedo acordarme de momentos donde lo único que quise fue desaparecer como también existieron etapas que fueron parte de una época muy feliz. También puedo decir con certeza que si algo aprendí del colegio es que simplemente yo y los deportes no coinciden nunca, tres intentos distintos de deportes y nada. Cosas importantes han salido de lo que viví en el Colegio Alemán, mi amor por la música, la capacidad que tengo con los idiomas y algo que atesoro por sobre toda las cosas y es mi experiencia en Alemania.
A la edad de 15 años tuve la oportunidad de conocer por un año Alemania, algo que puedo considerar fue algo que me marcó la vida. No hay nada que le cambie a uno más la manera de pensar como el hecho de que por un periodo de tiempo estás fuera de tu casa en un país extranjero donde no hablan tu mismo idioma. Pero por fuera de las dificultades, vivir por un año donde lo que pasa en tu casa no te afecta básicamente significó un respiro total de la realidad, un descanso de todo lo que me molestaba y me permitió mirar las cosas desde una perspectiva diferente. Para mí esto fundamentó gran parte de mi persona.
Después de vivir mi año en otro país puedo decir que todo mejoró considerablemente, estudiar fue más fácil no existía bullying, era más calmado todo era desde ese momento algo más alegre que cualquier año que tuve antes del viaje. A partir de esa experiencia puedo decir que mejoré como persona. Además pude realizar varios de mis sueños en estos últimos tres años. Cosas tan simples como ir a mi concierto favorito como cantar en vivo en frente de 3000 personas, descubrir mis pasiones y hacer lo que siempre quise.

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